La Vanguardia / Instalan en el Estany de Banyoles una estación móvil de desinfección para evitar la entrada del mejillón cebra
Está en el Club Natació por el que cada año pasan 800 embarcaciones distintas que hasta ahora se limpiaban de forma manual
El Club Natació Banyoles, situado al lado del Estany, cuenta desde este miércoles con una estación móvil para desinfectar embarcaciones y evitar la entrada del mejillón cebra y otras especies invasoras en la zona. Se calcula que cada año pasan unas 800 embarcaciones diferentes por el club, el único punto que tienen para entrar en el Estany.
La instalación es una actuación incluida en el proyecto europeo Life Potamo Fauna ‘Conservación de fauna fluvial de interés europeo en la red Natura 2000 de las concas de los ríos Ter, Fluvià y Muga’ que comenzó en 2014 y que finaliza este año. El coste de la estación móvil de desinfección de es 37.500 euros, que se ha asumido con fondos del programa, donde se incluye la compra del remolque, la adecuación de las bombas y equipos de agua a presión y la adecuación del desagüe en el Club Natación Banyoles.
Mejoras en la desinfección
La entrada del mejillón cebra supone una grave amenaza para el ecosistema del entorno del Estany y por eso desde hace un tiempo se realizan las desinfecciones de embarcaciones de forma manual. Con esta estación, ahora se da un paso más con un equipo más completo: un depósito de 1.000 litros de capacidad en polietileno de alta densidad, un grupo de presión con sus complementos o dos hidrolimpiadoras de agua a presión con las que se realiza la desinfección con agua clorada. Además, también hay un depósito para sumergir vestidos de neopreno y otros complementos deportivos, como cascos o remos, que también se podrán limpiar. El agua residual que queda después de la desinfección es agua clorada que puede abocarse directamente a la red de cañerías.
El presidente del Consorci de l’Estany, Miquel Noguer, ha explicado que se ha apostado para que sea una estación móvil para poder trasladarla donde sea necesario. Así, ha puesto el ejemplo de las pruebas de triatlón que salen de enfrente del campo de fútbol. Con este equipo, se podrá desinfectar la ropa de neopreno de los deportistas antes de que entren en el agua.
La Agència Catalana de l’Aigua analiza les aguas del Estany desde el año 2012 para detectar la presencia del mejillón cebra. Hasta el momento ninguna prueba ha confirmado su presencia. Sobre esta cuestión, Noguer ha admitido que el riesgo cero no existe pero que con esta estación se da un paso más a nivel de prevención. “Si hasta ahora que no teníamos estos aparatos no ha entrado, nada hace pensar que haciéndolo mejor entre”, ha añadido el alcalde de Banyoles.
La concienciación de los deportistas
Por su lado, el regidor de Medio Ambiente de Banyoles, Jordi Bosch, ha subrayado la importancia de concienciar a los deportistas de que hay que tomar medidas de prevención como desinfectarse antes de entrar en el agua, para poder preservar el espacio y evitar que entre cualquier especie invasora. Con la instalación de la estación en el club -justo al lado del carril bici-, ninguna barca podrá entrar en el agua sin pasar por la desinfección.
En el caso del mejillón cebra, ha recordado que esta especia exótica se propaga a través de larvas microscópicas que pueden estar adheridas a superficies como un bote y pasar completamente desapercibidas. Su propagación es tan rápida -una hembra puede producir un millón de larvas al año- que forma colonias que lo “cubren todo”. A parte de la gravedad por su impacto ambiental (modifica la biodiversidad y aumenta la presencia de algas, por ejemplo), también habría una vertiente económica porque comportaría destinar una importante cantidad de dinero en limpieza pero también para afrontar problemas en ámbitos como el sistema de captación de agua que se coge del Estany.
Actualmente el mejillón cebra ya ha colonizado el río Ebro y el Llobregat donde ocupa especialmente embalses. Para frenar su propagación, se han instalado más de una veintena de estaciones de desinfección públicas y privadas en la cuenca del Ebro. En esta zona, por ejemplo, se estima que desde que se detectó la especie en 2001 hasta 2025 comportará un impacto económico de 105 millones de euros, entre actuaciones de control, reparaciones de instalaciones hidráulicas y energéticas y seguimiento, según un estudio de la Confederación Hidrográfica del Ebro.
Original news: La Vanguardia