Los dos últimos años se ha repoblado con más de 4.500 juveniles de náyades las cuencas de los ríos Ter, Fluvià y Muga
Las sueltas, previstas en el proyecto LIFE Potamo Fauna, han permitido crear 27 nuevas localidades y reforzar 15 más
En el marco del proyecto europeo LIFE Potamo Fauna "Conservación de fauna fluvial de interés europeo en red Natura 2000 de las cuencas de los ríos Ter, Fluvià y Muga" (2014-2017) el 6 de noviembre se ha llevado a cabo una rueda de prensa para presentar los resultados obtenidos en la recuperación de las poblaciones de náyades de las especies Unio mancus y Unio ravoisieri en las cuencas de los ríos Ter, Fluvià, Brugent, Ser, Llémena, Xunclà y Riudelleques y el lago de Banyoles. Las náyades se encuentran en riesgo de extinción a medio plazo.
El principal sistema de recuperación de las náyades que se ha utilizado ha sido la reproducción en cautiverio y la liberación de ejemplares juveniles de náyade de más de dos años, pero también se han realizado liberaciones de peces infestados con larvas, liberación de juveniles recién nacidos y traslocamientos de adultos. El objetivo del proyecto ha sido crear de 2 a 4 nuevas localidades con náyades en cada uno de los espacios naturales de la Red Natura 2000 que participan en el proyecto.
Se han liberado ejemplares en 42 localidades. De estas 27 se han creado de nuevo, en puntos donde no había náyades, y en 15 se ha reforzado la población existente que era muy reducida.
En total durante 2016 y 2017 se ha repoblado con 4.505 juveniles criados en cautividad entre los años 2011 y 2016, criados en el laboratorio de cría de náyades del Consorci de l'Estany, situado en Porqueres. También se han traslocado 747 ejemplares adultos y juveniles salvajes de náyade a nuevas localidades, se han sembrado 90.675 juveniles nacidos en 2017 de pequeño tamaño y se han liberado 3.950 peces infestados con larvas de gloquidios. Hay que decir que cuando son más pequeños la supervivencia de los ejemplares es más reducida, por lo que resulta más exitoso cuando más grandes se pueden soltar.
En el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, se han soltado 1.345 juveniles criados de más de un año, 25.520 juveniles nacidos en 2017 y 1.141 peces infestados. Dentro del parque se han repoblado 6 localidades, 3 donde ya había unas pocas náyades y 3 nuevas. Cabe recordar que el Parque Natural fue pionero en la cría en cautividad de náyades cuando en 1993 se inició el "Proyecto de Estudio y Recuperación de la náyade en el PNZVG" (llamada antes U. Aleroni).
Por otra parte, en el laboratorio de cría de náyades se mantienen más de 2.000 ejemplares de juveniles, de tamaño más pequeño, para las repoblaciones previstas en los próximos años dentro del plan post-LIFE.
Para escoger los puntos de repoblación se han tenido en cuenta criterios ecológicos, de estado de las poblaciones y su distribución, del tipo de hábitat y/o la presencia de especies exóticas. Se han descartado zonas con mucha abundancia de cangrejo americano, carpas y otros peces exóticos, también zonas con elevado efecto de las riadas y se han seleccionado positivamente canales y tramos de ríos con riberas bien vegetadas con presencia de alisos y otros árboles de bosque de ribera y raíces donde las náyades encuentran refugio.
Las náyades
Las náyades son unos bivalvos de agua dulce, mejillones de agua, que viven medio enterrados en el sedimento y se alimentan filtrando las partículas del agua. Son especies bioindicadoras de ambientes en buen estado, y la mayoría están protegidas ya que están en una situación vulnerable. Además, tienen un ciclo vital muy curioso, pues las larvas de las náyades para poder vivir necesitan parasitar durante un tiempo un pez hospedador. Cada especie de náyades tiene unos peces hospedadores determinados, generalmente peces autóctonos.
Su ciclo vital es muy singular presentando una fase parasita de un pez. Las hembras liberan unas larvas microscópicas, llamadas gloquidios, que necesitan engancharse a las branquias de un pez hospedador para poder desarrollarse y madurar hasta la forma de juvenil. Los peces no sufren por la presencia de las larvas. No todos los peces pueden ser parasitados con éxito. En el caso de las náyades del género Unio, los peces hospeadores autóctonos de la cuenca del Ter y el Fluvià conocidos son el barbo de montaña (Barbus meridionalis), el bagre (Squalius laietanus) y el pez fraile (Salaria fluviatilis).
Al cabo de 10-30 días la larva se desprende del pescado y cae al sedimento donde el juvenil crecerá hasta su forma adulta, siendo individuos reproductores a los 4 años. Las náyades disfrutan de longevidades elevadas de hasta más de 30 años cuando las condiciones son adecuadas.